Nunca he sido seguidora de Taylor Swift, y aunque un par de sus canciones las encuentro pegajosas, sinceramente tampoco puedo decir que sea conocedora de su música. No obstante, una de mis facetas es ser escritora, y en eso encuentro una gran coincidencia con ella: escribo sobre lo que vivo, sobre aquello que sentí y pensé cuando conocí a una persona o un lugar, sobre el dolor que me causó una ruptura o la alegría que me provoca recordar la sensación de un beso. Y justamente por esta coincidencia, ella es ampliamente criticada.
Taylor Swift ha sido trendig topic en más de una ocasión, y podemos atestiguar cómo numerosos sitios on line se vuelcan sobre su último cambio de look, el anuncio de una nueva canción, la imagen más popular en Instagram… o cuando elige terminar o iniciar una relación sentimental. Si bien es cierto que cuando ha sido nominada a distintos reconocimientos también es trendig topic, lo común es que se hable no de su música y sus logros, sino de todo aquello que elige… Claro, más de una persona se aprontará a señalar que se trata de una figura pública, y que una figura pública no puede reservar aspectos de su vida a una infranqueable zona de privacidad, pues tendría como lamentable consecuencia la pérdida de seguidores, pues quien no exhibe todos esos detalles deja de ser de interés… Pero, ¿es que no nos damos cuenta que al actuar así le estamos dando el tratamiento de un objeto a una persona?
En este año, Swift ha sido galardonada con un Grammy como reconocimiento al Álbum del Año; a sus 26 años, se ha convertido en la segunda mujer en la historia de la Academia de la Grabación estadounidense que recibe este premio. Pero de eso poco o nada se habla en redes sociales, talk shows y distintas plataformas; por el contrario, cada día que pasa se hace mención de que una u otra cantante o modelo le ha dado la espalda con un like a favor de Kim Kardashian o un unfollow en su contra (de Swift); se pone sobre la mesa la posible o evidente rivalidad (según el ojo de quien realice el “concienzudo” análisis), entre mujeres que no son tratadas como tales, sino como objetos de pelea de quienes se espera una reacción determinada. Y rara vez se menciona que el motivo de la rivalidad entre Swift y Kardashian es la inadecuada conducta del esposo de ésta.
Lo que vemos en los tabloides, no obstante, no es sino reflejo de lo que vivimos por acá, del otro lado del escenario, donde nuestras decisiones no están iluminadas por los reflectores, ni se habla de la marca de los tacones que usamos para ir de compras. En nuestro día a día, se insiste en reforzar la errónea idea de que las mujeres debemos competir entre nosotras, ya sea por la atención de un hombre o por lograr la figura estereotipada del momento; en ese mismo día a día, se destaca en las conversaciones de sobremesa lo bien que se ve fulana, “a pesar de su edad”, o lo bien que lució el vestido en la boda aquella, cuando por fin logró perder “esos kilos demás”… Tristemente, pocas veces se reconoce y nos reconocemos nuestros talentos; y pocas veces se reconoce y reconocemos lo fuerte que somos las mujeres, lo mucho que nos apoyamos entre nosotras, la amorosa actitud y forma en que nos relacionamos cuando solicitamos ayuda…
Taylor Swift es una artista: su mente da forma, a través de las letras y la música, a los sentimientos que la abandonan o le agarran por sorpresa. Como lo hizo Amado Nervo. Como lo hace Joaquín Sabina… ¿Por qué se le critica tanto que haga lo que hace cualquier artista? ¿Será porque con su conducta rompe con uno de tantos estereotipos de la mujer? ¿Será porque los medios informativos son machistas, y saben que tienen ganancias garantizadas cuando los titulares, además de sexistas, reducen la condición de una mujer a la de un objeto cualquiera?
Ya me gustaría ver a cualquier poeta y escritor, afamado o menos conocido, estar dando cuenta de a quién y por qué le ha escrito tal o cual verso… Como si fuera derecho exclusivo de los varones inmortalizar en el arte, cualquiera de sus manifestaciones, un sentimiento, un recuerdo… la pálida sombra de un amor que se aleja y la alegría multicolor de un nuevo beso.
Hablemos de Taylor Swift, y lo que tan bien hace: escribir canciones.
Publicado por primera vez en www.detreintaymas.com.mx