Feliz vida…

IMG_4075Y sucedió: llegó la fecha de mi cumpleaños en plena cuarentena. Y las palabras se atropellan en mi cabeza, queriendo salir desordenadamente, unas para decir que estoy feliz y agradecida como hace mucho no estaba consciente de serlo, y muchas más para decir por qué me siento tan feliz y definitivamente tan agradecida.

Quiero empezar diciendo que el día lo inicié escuchando canciones de Juan Gabriel, bailando El negro José y el Burrito Sabanero con mi mejor compañero de baile, y con una emoción que se me atoraba en la garganta. Y es que apenas unas horas antes, soñé que las notas de Hermoso cariño me despertaban en medio de la noche, y que al asomarme a la ventana veía a mi papá, sonriente, en medio de un mariachi ataviado de gala. Sin duda, el amor nunca muere…IMG_4077

Hay un montón de situaciones que podrían influir para disminuir mi felicidad y agradecimiento; y aunque ciertamente han ejercido una influencia considerable en determinados momentos, han sido un estímulo, un aliciente, incluso un reto. Podría empezar diciendo que en esta familia de dos no hay una figura paterna que provea el mínimo de cuidados, sustento o acompañamiento en desvelos, y desde luego no se extraña, porque cuando el otro elige el abandono y la ausencia no hay nada qué añorar. Pero tampoco hay un ingreso quincenal seguro, pues soy una bonita mezcla entre profesionista independiente y emprendedora, lo que todo en su conjunto  ha hecho que la situación actual de confinamiento-cuarentena-quédate mejor en tu casa porque nadie te puede garantizar una adecuada y oportuna atención médica, haga de mis días un sube y baja emocional, en los que, en ocasiones, el mayor deleite es imaginarme en una hamaca a la orilla del mar, suavemente acariciada por la brisa… aunque sea por milésimas de segundo, para después ser arrancada de esa dulce ensoñación por el enésimo “mamá” del día, el traste sucio por cuarta ocasión y el inesperado recuerdo fugaz de un pago pendiente (¿era la luz, el agua…?). Y cuando por fin llega la noche, y con ella las – supuestas – horas de descanso merecidas y necesarias, resulta que inicia la jornada de entrenamiento de un par de vecinos que se sienten el ombligo del mundo, y a quienes les importa tres kilos de pepino que la forma en que arrastran los muebles (a veces hasta entrada la madrugada) altera los nervios no solo del perro que tiene la mala suerte de vivir con ellos, sino también los del chiquillo que duerme a mi lado y que, con el corazón y los ojos espantados, busca en la oscuridad del cuarto el motivo de tanto escándalo. Y cuando no son los muebles, son los pleitos, y si no son los pleitos, son las fiestas que derivan en borracheras, con gritos escandalosos a media noche. Y a media madrugada. Qué importa la sana distancia, la cuarentena, y las disposiciones de un reglamento de condóminos que ignoran alegremente, no señoras y señores, nada de eso importa, lo único importante es la fiesta número yaperdílacuenta del mes, y el desplegado del individualismo que caracteriza al administrador del edificio y su pareja. Y entonces llega la mañana, puntual, alegre, diáfana… y con ella, otro desplegado de protagonismo, ahora encabezado por quien debiera gobernar para un país, pero en lugar de eso, constantemente nos critica y nos juzga, menospreciando lo que hacemos como feministas, activistas, economistas, ingenieros e ingenieras, arquitectos y arquitectas…

IMG_4074Y entonces, escucho nuevamente mis canciones favoritas, lavo de nueva cuenta el traste que otra vez se ensució, y juego el papel que mi chiquillo reserva para mí: de compañera de baile, caballo, portera, cocinera… quizá en algún momento logre terminar este escrito que inicié el catorce de mayo por la noche, y con suerte, con mucha suerte, pueda también continuar con otros escritos pendientes. Y así es como lentamente se desvanece en mi recuerdo la conducta de unos vecinos y un presidente que, estoy segura, no cambiarán, por mucho que presente quejas y denuncias, por muchas marchas que se organicen: chango viejo no aprende maromas nuevas, decía mi sabio padre. Y mientras esas personas se van haciendo cada vez más chiquitas en el archivo de mi memoria, me descubro feliz, porque nada de lo que antes escribí merma mi felicidad, sino que soy feliz a pesar de eso: elijo ser feliz, elijo estar en paz. Porque de esto creo que se trata la vida: de exprimirla, de buscar los pretextos para sonreír, ayudar, hacer comunidad con quien quiera y que se deje; y dejar pasar, vivir y existir a quienes no tuvieron la suerte, desde su niñez, de que les explicaran que eran personas importantes para el mundo, pero no lo único importante, que eran personas con derecho a ser feliz, pero no las únicas poseedoras de ese derecho.

Y mientras esto escribo, recuerdo lo más importante: además de elegir ser feliz, hay infinitas razones para sonreír. Unas razones llegan a mis manos en forma de besos de un hijo que crece por segundos; otras, en forma de mensajes, de la mujer que me dio la vida: soy hija de una mujer brillante como el Sol, y madre de un ser radiante como la Luna. Otras razones se hacen presentes diariamente, en mensajes, llamadas, abrazos a la distancia y cariño constante, de mujeres que son familia, de sangre, política, de vida; de mujeres que llenan mi alma de fuerza y de luz porque tengo la fortuna de que sean mis amigas. Y hay amigos, esos amigos de hace tantos años, otros amigos de hace pocos años, que para fortuna mía, están en mi camino de manera constante, fraterna y amable.

IMG_4076Y en verdad, el cariño se siente tan cercano, cálido y dulce, que casi puedo tocarlo con mis manos… se llama Amor, y está presente en mi vida en muchas caras, y en montones de sonrisas. Eso me hace sentir dichosa, plena, como creo que debiera sentirse toda cumpleañera. Como quisiera que todas pudiéramos sentirnos no una vez al año, ni una vez al mes, sino toda una vida…

3 thoughts on “Feliz vida…

  1. Feliz cumpleaños Leticia!, tienes toda la razón, cualquier cumpleañera(o) tiene todo el derecho de sentirse así de pleno en su cumpleaños, me alegra que tu lo estuvieras, me alegra y ni siquiera te conozco, porque la gente que vive y es feliz a pesar de esta terrorifica pandemia, sin duda aporta su granito de arena para recordar al mundo que hay esperanza en las cosas mas simples. Te envío un abrazo a la distancia de felicitación!

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